miércoles, 3 de febrero de 2016

VI MARATÓN BTT DE CALA



El VI maratón BTT de Cala empezó para mí como un reto diferente en algunos aspectos. El primero que era la primera prueba de Mountain Bike a la que me presentaba por mi cuenta en la provincia de Huelva, capital donde resido y estudio; el segundo, que mi carrera empezaba el día de antes intentando dormir lo suficiente; y el tercero, causa del segundo, era que debía salir de Huelva a las 5 de la mañana para estar presente a tiempo en la recogida de dorsales, ¡y vaya si lo estuve!

Sábado 24 de octubre de 2015, son las 4:30 de la mañana y me despierto y hago recuento de las horas que he dormido. Este recuento era matemáticamente sencillo pues me dormí a las 2:00 y me desperté a la hora mencionada anteriormente con lo que la solución de la operación era 2:30 horas de sueño. Aquí me gustaría dar un consejo para quienes empiezan a hacer este tipo de aventuras y es que no se “coman la cabeza” mucho por la noche porque dormir es vital para un buen rendimiento al día siguiente. Pues así, salimos de la capital onubense mis 2:30 horas de sueño, mi bicicleta y yo, todos en coche claro está. Entonces iniciamos un viaje de casi dos horas que se nos hace muy ameno incluso en la llegada a Sevilla donde no había tráfico como consecuencia de la hora que era. Así, la Autovía de la Plata nos lleva hasta Cala, municipio pequeño pero acogedor donde dejamos nuestro coche en el parking de participantes que –sorpresa- aun estaba vacío, con lo que nos encontramos un panorama curioso: yo, solo y en medio de un gran descampado montando mi bici y los accesorios necesarios para la competición, pero menos mal que a quien madruga Dios le ayuda… o eso se suponía que pasaba hasta aquel fatídico día 24 de octubre.

Dichas estas calamidades que pasé, bajamos a la Plaza de los Mineros, donde repartían los dorsales y partía el maratón, tomamos el dorsal, lo colocamos y empezamos a calentar ya que aun faltaba más de media hora para iniciar este desafío y la gente se empezaba a apelotonar en el lugar donde aun no había amanecido y el dorsal 119 ya estaba en posición para salir a darlo todo.





Como se puede apreciar, estaba todo muy oscuro aun, pero es que a falta de 10 minutos de la salida estaba prácticamente igual aunque se vio que la organización lo tenía todo muy controlado porque luego no hubo falta de luminosidad en absoluto.

De este modo, pistoletazo de salida a la prueba más difícil del año para mí. Comenzamos con un terreno favorable, llano, en el que todo el mundo me pasaba como motos hasta que llegaron los primeros repechos, donde se veía que yo iba mejor que llaneando ya que, entonces, era yo el que adelantaba al resto. Por esta zona encontramos el primer avituallamiento, unos avituallamientos que dejaban mucho que desear excepto el último aunque ya la organización advertía por su página web que la crisis les había afectado así que podemos entenderlo aunque también me sentía en disposición de citar esta crítica.

Dicho esto, continuamos nuestro trayecto hasta la primera subida importante en la que era imposible subir encima de la bici ya que había escalones y pendientes que eran “paredes” hasta su cima. La bajada era más de lo mismo y los escalones hacían que un pequeño salto o cambio de dirección en la rueda te pudieses ir al suelo fácilmente, pero como siempre, lo paso bastante bien. A continuación, llegamos a Arroyomolinos de León, localidad donde me tomo un gel justo antes de empezar los puertos más destacables de la prueba para afrontarlos a tope de revoluciones aunque –otra sorpresa- se me cayeron los bidones de agua en la bajada de escalones, así como me pasó en el Dessafío Sierra Sur con uno de ellos, sucedió este día con los dos bidones. “La que se me viene encima” pensé… y así fue. El gel sin hidratación no causó efecto ninguno y el puerto acababa de empezar, al igual que la “pájara” que me sacudiría desde ahí hasta coronado el siguiente y último ascenso.



Sin embargo, el primer puerto lo supero, con dificultades, pero sin un sufrimiento extremo. Esto me dio confianza para el siguiente y último escollo del día aunque no lo conocía y yo creo que “el tío del mazo” estaba a pie de puerto esperándome porque en cuanto empecé a subir de nuevo no sentía mi cuerpo y las piernas me temblaban. ¿Esto qué consecuencias tuvo? Pues la principal es que perdí unos 20 minutos según mis cálculos aproximados al final en meta, pero eso no fue lo peor. A falta de dos kilómetros para coronar mi mente dice basta y mis ojos empiezan a cerrarse como consecuencia del sueño, sí, las famosas 2:30 horas de sueño empezaban a hacer mella en mí también y los dos kilómetros y medio que quedaban por delante eran una auténtica tortura así que incluso llegué a pensar en abandonar y dejarme ir.


No podía pedalear, tuve que poner pie a tierra y subir andando con las zapatillas de calas resbalando en cada piedra que pisaban: ¡una auténtica tortura! Aun así, no me sentía practicante de ciclismo con el abandono en la cabeza, sentía que estaba deshonrando los valores de este deporte aunque a mí me hubiese dado lo mismo ya que corro como aficionado, pero sabía que me arrepentiría si abandonaba de modo que seguí, seguí y seguí hasta acabar esta calamidad de puerto. Finalmente, bebí agua, cosa que llevaba sin hacer desde el comienzo del puerto anterior por la pérdida inesperada de bidones, y me alimenté bien para acabar los últimos 10 kilómetros favorables hasta la meta. Al final, entre alguna manada de toros y vacas, llegamos al último kilómetro de este infierno el cual no fue capaz de acabar conmigo aunque no me voy a hacer el fuerte porque como se ha podido comprobar, pasé el peor día del año sobre la bicicleta. ¡Siempre recordaré este día como el día en el que casi abandono una carrera!

domingo, 3 de enero de 2016

LA CRÓNICA II

MI DESSAFÍO. LOS 100 KILÓMETROS.



Como ya anticipé en mi primera entrada de este blog, quiero compartir públicamente mi segunda experiencia en el Dessafío Sierra Sur 2015 destacando cada una de mis anécdotas durante la prueba maratón del día 3 de octubre. Tras una Contrarreloj Nocturna disputada el día anterior nos adentramos en el corazón de la Sierra Sur de Jaén para sufrir y disfrutar como un loco de mi deporte favorito, ¡y vaya si disfrutamos!.






Son las 7:00 de la mañana y suena la alarma de mi teléfono. Mi primera reacción se basa en un cúmulo de sensaciones entre las cuales, el cansancio destaca por encima de todas ellas. Sin embargo, al apagar la alarma recuerdo que ese no era un día cualquiera, era 3 de octubre de 2015, no se si el día más esperado del año, pero seguro que uno de ellos lo era, ya que se nos venía encima los 100 kilómetros mas especiales de todo el año, por el ambiente, por el recorrido y porque todos los participantes lo llevábamos esperando durante los tres cálidos meses de verano y de sofocantes entrenamientos. Así, me levanto, desayuno y nos ponemos en marcha, de nuevo, hacia Frailes para tomar la salida en la que iba a ser mi tercera participación en el Dessafio y este año con el objetivo de acabar en una posición relativamente decente. Mi objetivo se centraba en entrar entre los 500 primeros aunque sabía que estaba realmente complicado aunque pudiese depender un poco de como estuviese de condición física tras la crono del día anterior.

Dicho esto, llegamos a la zona de aparcamientos con una cantidad de gente preparando el material asombrosa. Tras un buen rato tratando de aparcar para sacar las "herramientas" lo hacemos y saco mi bicicleta que ya estaba lista del día anterior para ponerme en marcha en cuanto la bajase del coche. De este modo, nos despedimos de la familia y nos vamos en dirección a la línea de salida donde me esperaba el cajón de los primeros gracias a que participé en la contrarreloj.





Mientras llegaba a meta me encuentro con los dos ganadores de la prueba: "Triki" Beltrán y Jose Luis Carrasco. Me quedé observándoles mientras me acercaba a ellos y la verdad es que sentí cierta envidia por no estar en la situación de ellos en ese preciso instante (refiriéndome al estado físico) y en ese momento se me pasó por la cabeza que algún día estaría a su altura, pero claro, eso se piensa y se dice cuando estás con la motivación anterior al inicio de una carrera, después la mente vuelve a su sitio.
Así, entramos en el cajón de salida y comenzamos una espera infinita hasta que suena el petardo de pistoletazo de salida que siempre me hace dar un pequeño salto ya que nunca me lo espero y eso que estaba en mi tercer año. En ese momento, no pienso en nada, solo en que no falle ni la bici ni yo mismo y en que lo tenía que dar todo pero en el momento preciso para evitar la "pájara" que con un recorrido así era muy posible que surgiera, todo esto antes de que llegue el primer afilador por detrás, que vaya susto me dio. Ya en la zona neutralizada de la prueba por las estrechas y empinadas calles de Frailes, me empiezan a superar corredores por todos lados y casi me voy al suelo en un enganchón en la primera subida, ¡y eso que solo estábamos en los kilómetros neutralizados!. Tras bajar durante un kilómetro aproximadamente, llegamos al arco que indica el kilómetro 0. Comienza asi, ¡El Dessafío de la Sierra Sur de Jaén! Y vaya comienzo...

Salida de Frailes y lo primero que nos encontramos es una auténtica pared que ya hacia presagiar lo que se nos venía encima. En todo caso, la superamos sin dificultad y bajamos con destino a la urbanización Fuente del Rey a la cual llegamos fácilmente y ya en un puesto ideal para mí ya que ya no me superaba casi ningún ciclista. Posteriormente, iniciamos la subida por los Llanos de Alcalá la Real hacia el primer avituallamiento situado a 9 kilómetros del inicio y donde me detuve durante algunos instantes para quitarme la camiseta de debajo del maillot. Así, empezamos el trayecto hacia Charilla con unas vistas privilegiadas de mi pueblo y por unas veredas técnicas.







Tras esta vereda, llegamos al primer punto de control antes de tomar rumbo a Charilla a la cual, llegamos tras un repecho corto pero duro. A partir de entonces, todo empieza a pintar muy bien con una bajada larga y con algún tramo técnico muy divertido previo a la llegada al Nacimiento del Río San Juan. Una vez allí, nos llevamos una sorpresa ya que nos desvían por una vereda realmente bonita que yo, personalmente, no conocía y la realizo en compañía de un compañero del club Notingan Prisa que me cogió justo antes de empezarla.




Como se puede apreciar voy con un gel en la boca y es que como he dicho fue un imprevisto que nos metieran por este sendero y justo en una zona de carretera que nos podíamos alimentar así que me cogieron con las manos en la masa prácticamente y hasta que no salimos de la vereda no me lo pude comer. De este modo, llegamos a Castillo de Locubín donde me avituallo por primera vez en la carrera ya que esperaba muy cerca el Alto de la Camorra que es corto pero con rampas hasta del 20%. Sin embargo, a pesar de que era una auténtica pared, podía ir guardando piernas y tirar de riñones de modo que todo marchaba a la perfección, pues ahorrar fuerzas en la Camorra me hacía ver que la crono del día anterior no me había pasado factura. Coronamos e iniciamos el trayecto hacia el puerto de Chircales el cual, como siempre, lo pasamos sin problemas excepto en los últimos 300 metros.

Coronamos Chircales y bajamos hacia Valdepeñas de Jaén. Aquí había que cambiar el "chip" ya que se acercaba el tramo más duro de la prueba con dos puertos -como diría Perico Delgado- largos pero duros, así que nos mentalizamos de que tenemos que empezar a gastar un poco de lo que habíamos ahorrado anteriormente. Salimos bien alimentados de Valdepeñas y comenzamos el Puerto de Navalayegua; 7 kilómetros de subida continua que empiezo a subir, como se suele decir en ciclismo, "con una pata" y a un ritmo bastante alto ya que iba superando a bastantes corredores. Anteriormente, dije que subí Chircales muy fácil, como siempre. Pues Navalayegua lo empiezo perfectamente y yendo muy bien y, como siempre, en cuanto llega el descanso a mitad de puerto, me viene el "pajarón" para aguarme la fiesta en la segunda mitad de puerto que es durísima. Aún así, le eché valor y no puse pié a tierra hasta la cima para tomarme un gel. En ese momento pensaba que no iba ni a llegar a meta. No sentía ni la espalda, ni los brazos, probablemente por hacer un uso excesivo de ellos anteriormente para guardar las piernas.
Afortunadamente, después de la tempestad llega la calma y ahí comienza el mejor tramo del Dessafío para mí, un precioso y largo descenso hacia el avituallamiento de Cortijo de Prados en el que como dije en la Crónica I iba a demostrar mis dotes de bajador. En cuanto me recuperé un poco, empecé a pasar a grupos de ciclistas y a dejarles atrás fácilmente y la verdad es que me sentía con muchísima confianza trazando las anchas curvas que se nos interponían. Así, y tras una gran recuperación mental y física llegamos al avituallamiento anteriormente mencionado donde nos hidratamos y alimentamos de forma ideal para afrontar la última y larga subida (unos 10 kms) con descansos pero con rampas muy duras a las que realmente temía por los calambres ya que eran los últimos kilómetros de la prueba. También he de mencionar que me entrevistó el cámara oficial del Dessafio justo antes de iniciar la marcha hacia la cima del Paredón de la Sierra del Trigo.



Dicho esto, continúa nuestra andadura hacia la cima mas alta del día. Comenzamos con buena cadencia y en compañía hasta que llegamos a un avituallamiento líquido situado a mitad de la subida, donde me separo de mi acompañante y decido seguir para delante en vez de parar a beber. Y es aquí donde comienza la zona del puerto mas dura con rampas del 12%, la cual se me hizo bastante llevadera ya que el avituallamiento anterior me dio la vida. Así, llegamos a la cima de Alamillos y tras llanear durante un momento llegan los tres últimos kilómetros asfaltados pero no menos duros por ello. Sufrimos pero llegamos relativamente bien al avituallamiento junto a los molinos de viento donde me nutro de forma correcta e inicio la bajada hacia el tramo de los Cortijos, donde se sitúa el único repecho que se me resistió este día y es que es una subida empedrada y muy estrecha donde si no se llega muy sobrado es muy difícil no poner pié a tierra. Pasada esta dificultad encaramos los últimos kilómetros hasta la tan ansiada meta de Frailes con muchas bajadas técnicas y con un último repecho aunque no el más duro. ¡De este modo acaba nuestro Dessafio Sierra Sur 2015!





Tras esta descripción de la mejor carrera de Jaén y una de las mejores de Andalucía, me gustaría destacar el trabajo de todos los voluntarios y, sobre todo, su ilusión y amabilidad a la hora de tratarnos ya que nunca es fácil trabajar para tanta gente y siempre haciéndolo con una sonrisa en la boca. A la organización nada que recriminar; muy buenos avituallamientos, señalización, etc.

¡Muchas Gracias y nos vemos en el 2016!